viernes, 27 de febrero de 2009

Marta del Castillo

Éste es un artículo de Juan Manuel de Prada que me ha gustado mucho. Compartimos la misma idea sobre lo que significa ser padres, desde una visión cristiana.

¿QUIÉN mató a Marta del Castillo? Las víctimas de los monstruos lo son primero del clima social corrompido donde los monstruos se forman. En un clima moral donde se banalizan los afectos, donde se invita a los adolescentes a que traduzcan sus vivencias emotivas en «conducta sexual», donde se promueve la ruptura de los vínculos humanos, donde se combate la noción de autoridad familiar, donde los medios de comunicación exhortan a la promiscuidad festiva y los poderes públicos se erigen en dispensadores de una educación moral laxa, ¿cómo extrañarnos de que quienes padecen alguna tendencia fácilmente reprimible hacia lo anormal o aberrante se sientan inducidos a consumar tal tendencia? Si a un individuo con tendencias levemente torcidas lo educamos sin ninguna base espiritual y lo invitamos a pisotear todos los frenos sociales, ¿cómo extrañarnos de que, alcanzado por el hastío o por la ira, se incline cada vez más hacia el crimen? Más culpables que estos monstruos que asesinan niñas son quienes exacerban sus pasiones.
En estos días, vemos cómo se reclama la introducción de la cadena perpetua en nuestro sistema punitivo. Ante lo cual convendría realizar una reflexión sobre la naturaleza del castigo. Desde el momento en que se niega la autoridad de una ley suprema de justicia que no es dictada ni puede ser modificada por los hombres -lex divina-, el castigo sólo considera el perjuicio inferido a terceros. Pero existe, además de ese perjuicio, la ofensa a la ley suprema de justicia, y la retribución que se le debe. Mientras no admitamos como fundamento de todo derecho penal la existencia de una ley suprema de justicia a la que deben acomodarse todas las leyes que los hombres dictan, mientras se niegue la posibilidad de combatir el mal en sus fundamentos, los monstruos seguirán causando estragos. Y, cuando los monstruos causan estragos, el pueblo reacciona instintivamente demandando mayor severidad en el castigo. Si el pueblo estuviera persuadido de que la justicia humana sería el implacable brazo ejecutor de una ley suprema, no se entregaría a manifestaciones como las mencionadas. Pero el pueblo va perdiendo la confianza en una justicia que niega la autoridad de una ley suprema; y esa desconfianza se transforma en odio hacia los monstruos. Para acabar con esto, el clima moral que corrompe la sociedad debe ser atacado en sus raíces. Mientras la noción de ley suprema no lave el barrizal positivista que ha propiciado este clima moral corrompido, todo será arar sobre el mar.
No combatimos contra monstruos, sino contra un virus espiritual. Si a un hombre se le incita a pensar inmoralmente, terminará actuando inmoralmente. El escándalo montado en estos días por los medios de comunicación, cómplices activos en el sostenimiento de un clima social corrompido, es, por lo demás, de una hipocresía sórdida que no hace sino acrecentarlo. Allá en la Edad Media -la bárbara Edad Media, que diría un analfabeto-, se ocultaba el crimen y se hacía público el castigo, para corrección del culpable y enseñanza del pueblo. En nuestra época -tan civilizada, que diría un analfabeto- se oculta el castigo y se hace ostentación del crimen a través de los medios de comunicación; y el crimen, en alas de una publicidad macabra, se convierte en una imagen obsesivamente atractiva para el pueblo, o bien provoca en él un revoltijo de indignación y curiosidad morbosa, pasiones ciegas que no hacen sino convertir la sociedad en un manicomio donde florece el afán de venganza, en lugar de brindarle una gran lección de humanidad y justicia, como ocurría en aquella bárbara Edad Media. Que, a diferencia de esta edad tan civilizada, creía en la existencia de una ley suprema, y en la retribución que exige su ofensa.

4 comentarios:

  1. Me sentí identificada con lo que sucede en México. Sin embargo, creo que aquí vamos de mal en peor, ya que la impunidad y la delincuencia proliferan a todo lo que da...
    Un Beso!

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  2. evidentemente este hombre escribe muchisimo mejor que yo lo que pienso (y que conste que muchas veces me parece demasiado reaccionario) cuando decia yo a donde vamos con esta sociedad donde los niños ya no son niños? es algo que me aterra y nadie parece querer poner una solucion

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  3. Mira Susana tengo sobrinas de la edad de esta chiquilla...
    No tengo armas en casa...pero tengo un arpón para la pesca submarina...
    Dios nos libre de pasar por esa situación...pero aunque lo prohíba mi religión..el ojo por ojo...
    Voy con mi arpón por delante...dando arponazos a todo lo que sea de la estirpe del asesino.
    Ya está bien...que solución están buscando??? creo que ninguna.
    Vale.
    Que sigan sin hacer ni lo más mínimo que sería que cumpliesen los veinte años de condena por asesinato...que sigan sin hacer nada...que Dios me libre...si algún día me pasara algo parecido ..saco mi arpón y me lío a arponazos con tó la basura humana que hay suelta.
    He dicho! Hombre ya!!!

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  4. Yo creo que, como se dice aquí... lo más importante es la educación que se da a los niños... sin eso, ya no hay base para nada.

    Un besooo

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