Las principales conclusiones del informe son:
Europa
está inmersa en un invierno demográfico sin precedentes y se ha
convertido en un continente viejo, con un gran déficit de natalidad
agravado por el incremento del número de abortos y con cada vez menos matrimonios y más rupturas .
Así,
los indicadores de población, de natalidad, de matrimonios, de ruptura
familiar han empeorado sustancialmente en Europa, poniendo en evidencia
que los problemas de familia se convierten en graves problemas de la
sociedad.
Los datos del informe son elocuentes y concluyentes:
Europa está en un invierno demográfico y ya hoy es un continente viejo -de hecho las personas mayores de 65 años ya superan en más de 13 millones a los jóvenes menores de 15 años-.
Así mismo, el problema de la natalidad se ha vuelto crítico ya que cada vez nacen menos niños (933.000 nacimientos menos que hace 25 años) y
además hay un millón cien mil abortos anuales, que lo convierte -junto
al cáncer- en la principal causa de mortalidad en Europa.
Por último, se está produciendo un desplome de los matrimonios, con cada vez menos matrimonios y más rupturas- 1 millón de divorcios anuales- y con los hogares vaciándose (7 de cada 10 hogares europeos no tienen ningún niño)”.
Europa
se está convirtiendo en una sociedad desestructurada, de individuos sin
ningún tipo de interrelación, en una sociedad deshilachada .
Y a todo ello se suma la deficitaria conciliación entre la vida laboral y la vida familiar, que sigue sin resolverse.
Para darnos cuenta de lo que significa, cada día se producen en Europa:
• 370 nuevos jóvenes menores de 15 años
• 5.100 nuevas personas mayores de 65 años
• 1.700 nuevas personas mayores de 80 años
• 6.000 matrimonios
• 2.700 rupturas matrimoniales
• 17.000 embarazos
• 8.000 nacimientos matrimoniales y 6.000 nacimientos extramatrimoniales
• 3.000 abortos y 350 abortos de adolescentes
Ante este panorama ciertamente desolador, el informe señala que es urgente cambiar y reforzar las políticas familiares que vienen desarrollando las distintas administraciones de los Estados de la Unión, de manera que se basen en la perspectiva de familia, para facilitar el cumplimiento correcto de sus funciones.
Y
es que una política de familia que apunte expresamente a lo
concerniente al grupo familiar en cuanto medio afectivo, educativo,
económico y social, supone que no se legisle sólo en términos de
individuos, sino en términos y en función de personas que viven en una
familia.
Y
una política de familia limitada exclusivamente a las políticas
sectoriales o a planes integrales para los miembros de la familia en
cuanto individuos, resulta siempre una política familiar incompleta e
ineficaz