"La familia, como institución natural, cultural y
afectiva, debe considerarse inherente a la condición humana, patrimonio
natural de la humanidad", señala el catedrático de Genética de la
Universidad de Alcalá de Henares.
Hoy somos testigos de los envites contra la familia natural, constituida por varón, mujer e hijos, de la que se habla como una institución en crisis.
La revista The Ecologist dedicó su último
número de 2010 a la Familia, y en el Editorial de su presentación
afirmaba: «Una concepción ecológica de la familia nos llevaría a verla
como un todo orgánico. Un todo que une lo biológico con lo emocional y
lo espiritual. Además de lo genético, claro. Algunos nos quieren convencer de que dos hombres que adoptan a un niño (y que luego se divorcian y se vuelven a casar, con un resultado de un niño con cuatro padres varones y ninguna madre)
es una familia… Lo que sí es importante es analizar de qué manera, en
la medida en que una sociedad pierde sus estructuras tradicionales, sea
la sociedad que sea, tenga el origen que tenga, las consecuencias son
nefastas y afectan a muchos ámbitos diferentes… ¿Cómo reintegrarnos a
ese mundo natural si seguimos destruyendo la familia, que es el núcleo
ecológico por excelencia de la especie humana? Ya sólo nos quedan, al
menos en Occidente, familias cada vez más atomizadas y desestructuradas…
La familia nos conecta con el pasado y nos recuerda que, sin presente,
no hay futuro. Sin familias, sólo queda soledad, negocios y tristeza».
(...)
Es una denuncia a la idea extendida hoy de la familia
como un espacio vital o un conjunto de individualidades cuyas relaciones
son circunstanciales y sometidas a intereses más de carácter material
que espiritual. Una idea de la familia como una suma de individuos en la
que destaca el yo y en la que cada cual plantea sus propios derechos
frente a cualquier vínculo de interés mutuo. (...)
A ello han contribuido no solo las corrientes filosóficas postmodernistas dominantes,
sino también el desarrollo científico, especialmente con los
extraordinarios avances de la Biología y la Medicina durante la última
mitad del siglo XX, que han aportado un nuevo marco social de dominio
sobre la naturaleza humana en el aspecto sexual y reproductivo. En este
sentido, las dos novedades más notables han sido la irrupción de los métodos anticonceptivos y la tecnología de la fecundación in vitro,
que han permitido las relaciones sexuales sin hijos y los hijos sin
relaciones sexuales. Esto unido a la corriente de liberación de la mujer
y la «ideología de género», han dado paso a los nuevos
modelos de familia y ha conducido a nuevas pautas de comportamiento
social y cultural, provocando un abandono del sentido natural y también
cristiano de la familia.
Dada la tendencia al materialismo y la influencia de los
avances científicos en este campo deberíamos enfrentarnos a este
problema de la crisis de la familia y de la sociedad con una llamada de
atención de que lo que está ocurriendo va en contra del hombre, no solo
desde el punto de vista filosófico y teológico, sino incluso desde el
punto de vista biológico, lo cual solo puede conducir a la destrucción de las conquistas sociales y culturales del ser humano Homo sapiens, la única especie que vive su vida de forma consciente y en la que se supone domina la racionalidad sobre el instinto.
Por ello me gustaría señalar cuatro puntos a favor de la
familia natural, como «patrimonio de la humanidad» y que sería bueno se
promovieran a nivel social:
a) Somos por naturaleza seres sexuados. (...)
b) Somos por naturaleza seres familiares. (...)
c) Somos por naturaleza seres sociales. (...)
d) Tras reconocer las dimensiones biológica, familiar y
social del ser humano, el cuarto elemento inherente al hombre y que
alcanza su máxima expresión en el matrimonio y en la familia natural es el amor. (...)
Esto mismo lo expresaba el genetista americano de origen ucraniano, Theodosius Dobzhansky (1900-1975), cuando señalaba que el comportamiento ético es innato en el hombre,
en cada persona, y que se fraguó en la especie humana del mismo modo
que muchas de sus peculiaridades físicas, por «selección natural».
Opinaba que lo más genuino y elevado de la ética humana es el
mandamiento del amor universal y el servicio a los demás, que se centra
en la familia como célula de la sociedad.
Es evidente que este comportamiento es genuinamente humano y ha sido determinante del éxito evolutivo del Homo sapiens,
siendo genéticamente favorecido y por tanto progresivamente implantado
de forma natural en nuestra especie, sencillamente porque para la
supervivencia es mejor la protección de la prole, la defensa de la vida y
todo aquello que contribuya a la mejoría de las condiciones de
subsistencia de la especie, como la educación, la atención, la
generosidad y el cuidado de los hijos. (...)
.hazteoir.org/noticia/54496-familia-natural-patrimonio-humanidad-nicolas-jouve