El banquero fue sancionado por la CNMV por tener acciones ocultas en Suiza
El relativismo y el anticatolicismo ponen de acuerdo a un progre y a un banquero
El 18 de septiembre Jaime Botín, hermano del presidente del Banco de Santander, firmaba un artículo en El País cargando contra la Iglesia de esta guisa: “La Iglesia, tan celosa de proteger al no nacido, no parece concernida por la corrupción. Los obispos no salen a la calle para protestar, se ve que no consideran que el asunto tenga suficiente gravedad.” Esto lo firmaba un personaje sancionado por la CNMV por tener en Suiza un paquete oculto de acciones clave del Bankinter.Moral y corrupción política: 14 ejemplos del doble discurso del relativismo laicista
Las raíces morales de la democracia
Izquierda y corrupción moral
El banquero (Jaime Botín fue presidente de Bankinter entre 1986 y marzo de 2002 y en la actualidad es el máximo accionista de esa entidad) intenta defenderse hoy desde una nueva columna en El País en la que arremete otra vez contra la moral católica de una forma muy torpe: “esa moral caduca tiene, entre otros efectos, el de haber hecho común en nuestra sociedad la costumbre del “y tú más”, que consiste en defenderse de las denuncias denunciando los pecados del otro, en lugar de dedicar el esfuerzo a desmentir las acusaciones o a justificar debidamente la propia conducta”. Para empezar se equivoca: la moral católica incluye el perdón para el arrepentido. En vez de acogerse a eso, Jaime Botín ha preferido repetir lo que critica el pasaje evangélico sobre la paja en el ojo ajeno y la viga en el propio (ver Lucas 6:41-42).
¿La moral católica es un invento del franquismo?
En su artículo de septiembre Jaime Botín escribía:
“De la herencia del franquismo tenemos algunas cosas buenas y una malísima, que es la moral rancia e hipócrita que nos legaron nuestros padres, por supuesto, con la mejor voluntad. Nos corresponde a nosotros, como ahora se dice, el “derecho a decidir”; ha llegado el momento de decidir lo que está bien y lo que está mal. Y, por una vez, sería bueno decidirlo de manera autónoma, sin consultar a la Santa Madre Iglesia.”Desde luego, tiene gracia que atribuya la moral católica al franquismo, cuando sus orígenes se remontan casi 2.000 años atrás. Este hombre debe pensar que cuando llegó al poder, Franco había batido ya la marca de edad alcanzada por Matusalén…
El relativismo: yo hago lo que me da la gana, esté bien o mal
El caso es que a algunos no es que les haya llegado el momento ahora de decidir a su antojo lo que está bien o mal: llevan muchos años haciéndolo, o mejor dicho, prescindiendo de esa conciencia moral, cuya erradicación es la razón de ser del relativismo. Sin ir más lejos, eso que pregona Jaime Botín es lo mismo que abanderan quienes llaman “derecho” a matar a los niños por nacer. En este sentido no resulta nada extraño ver un artículo del bloguero izquierdista Ignacio Escolar defendiendo esa tesis del banquero Jaime Botín: “el banquero filósofo tiene mucha razón al menos en una cosa: la respuesta a su artículo en la mayoría de los medios se ha limitado a discutir sobre el autor y su autoproclamada “dudosa moralidad”, en vez de sobre sus ideas. Y el análisis sobre la moral católica y el hundimiento de la clase media que firmó en su primera tribuna es preciso y acertado, lo diga Jaime Botín o su porquero.”
Un hipócrita acusando al catolicismo de hipocresía
La RAE define la hipocresía de la siguiente forma: “Fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan.” No se me ocurre mejor definición para aplicársela a quien pontifica contra la corrupción mientras está inmerso en un proceso sancionador por fraude. Pero por lo visto para Ignacio Escolar lo que importa es descalificar como “hipócrita” la moral católica, y si la descalificación la hace un hipócrita, eso es lo de menos. Esa doble moral le sirve a Escolar, por ejemplo, para atacar a Rajoy, pero si la practica un banquero que echa pestes contra el catolicismo, entonces no pasa nada.
Si nada está bien ni mal per se, ¿cómo criticar la corrupción?
Es comprensible que desde la progresía no se acepte la doctrina de la Iglesia, pues a fin de cuentas esa misma moral católica tan caduca contiene preceptos como “no mentirás”, “no robarás” o “no matarás”. Para la izquierda la mentira siempre ha sido una herramienta legítima de propaganda, el robo ha llegado a disfrazarlo de “socialización” e incluso de “expropiación”, y a matar a determinados seres humanos en función de su edad incluso lo considera un “derecho”. Abanderando esa grosera manipulación del lenguaje, propia de “1984″, para disfrazar como bueno lo que es inmoral, no es raro que a la izquierda la moral católica le provoque los mismos efectos que el agua bendita a la niña de “El exorcista”.
El caso es que esa misma autoridad que se arroga Jaime Botín para decidir a su antojo lo que está bien o mal sirve, por ejemplo, para justificar la corrupción política. ¿O acaso en ese asunto Ignacio Escolar y Jaime Botín piensan invocar ese caduco y rancio precepto católico, seguramente inventado por Franco, del “no robarás”? Tampoco me sirve que digan que es malo porque lo dice la ley. ¿O es que antes de dictarse la ley era bueno robar? En fin, si Escolar y Botín quieren hacer piña para fomentar el relativismo, luego que no se quejen de la corrupción política, que es uno de los más claros signos de corrupción moral. Una corrupción imposible de definir desde una óptica relativista, pues si consideras que nadie tiene derecho a decirte lo que está bien o mal, ¿con qué cara acusas tú a otro de hacer algo malo cuando se aprovecha de su cargo político o financiero? En este sentido, ¿para qué se defiende Jaime Botín? De acuerdo con sus propias tesis, le bastaría con afirmar que ha decidido -de manera autónoma, sin consultar a la Santa Madre Iglesia- que lo que hizo fue algo bueno, ¿no?
http://www.outono.net/elentir/2013/10/07/el-relativismo-y-el-anticatolicismo-ponen-de-acuerdo-a-un-progre-y-a-un-banquero/