El proceso de consolidación fiscal avanza, el paro comienza a dar algún respiro, el Tesoro vuelve a financiarse sin sobresaltos, las exportaciones siguen creciendo... El camino hacia la recuperación económica aún
estará repleto de baches, pero algunos signos ya evidencian que la
dirección es buena y que cada vez queda más lejos ese filo del abismo
que hace apenas un año dibujaba una prima de riesgo superior a los 600 puntos básicos.
Nadie quiere hablar de brotes verdes.
El Gobierno de Rajoy ha optado por la prudencia a la hora de vislumbrar
mejoras dentro de la zozobra: «La economía española no goza todavía de
buena salud. No está bien, pero está mejor y debemos procurar que siga siendo así», señaló el propio Rajoy el jueves durante su comparencencia ante el Pleno del Congreso.
Los últimos indicadores económicos confirman la mejoría y hacen prever
una recuperación «suave y prolongada en el tiempo» en palabras del
Ejecutivo. «Estamos a punto de salir de la recesión», señaló Rajoy en el mismo discurso. El indicador que refleja esta situación es la moderación de la caída del PIB hasta el -0,1% entre abril y junio, el mejor registro desde que España se adentró en una segunda recesión en el tercer trimestre de 2011. Ello auspicia la posible vuelta a los números positivos en el tercer trimestre.
«La contracción de la actividad va a acabar. Y, si no hay sorpresas
negativas, la probabilidad de que haya entre 3 o 4 décimas de
crecimiento intertrimestral este año se va afianzando, pero la salida de
la crisis no se producirá hasta que haya aumentos de PIB de entre el
1,5% y el 2% y eso será dentro de varios años», sostiene Javier Díaz-Giménez, profesor del IESE Business School.
Tras cinco años de crisis, los avances se acogen a veces con titubeos. La actitud del FMI esta semana va en esa línea. Si el jueves su directora, Christine Lagarde, señaló que España «parece mejorar», al día siguiente el organimso empeoró notablemente las previsiones para nuestro país. El ministro de Industria, José Manuel Soria, salía ayer al paso de esos malos augurios
asegurando que hay coincidencia por parte de «todos los organismos
internacionales» en que las reformas están surtiendo efecto. Además,
recordó que el Gobierno no contempla una reducción de sueldos (el FMI aconseja hasta un 10%).
Esta misma semana se han sucedido cifras positivas que llaman a la esperanza. Los datos publicados por el Servicio Público de Empleo Estatal
apuntaron una bajada del paro de 64.866 personas en julio: desde 2007
no se producían cinco meses seguidos de descenso. Confirma la buena evolución avanzada en la EPA del segundo trimestre,
que recogía una caída de más de 225.000 parados. Sin embargo, ambos
datos están ligados al buen comportamiento del turismo, lo que arroja
dudas sobre la tendencia. El estratega jefe de Citi España, José Luis Martínez Campuzano,
apunta también que hay que tener en cuenta la reducción del total de
población activa: en seis meses ha bajado en casi 350.000 personas por
los efectos migratorios y el llamado «efecto desánimo», producido cuando un parado abandona la búsqueda de empleo convencido de que no lo encontrará.
Asimismo, nuestro país continúa su proceso de consolidación
fiscal y reducción de su dependencia del exterior. Esta semana se
anunció que el Estado redujo su déficit un 8,2% durante los primeros seis meses de 2013 respecto al
año pasado, hasta el 3,81%. Si bien el dato equivale al límite fijado
para todo el año, si se descuentan las partidas dedicadas al pago de
intereses de deuda la reducción ha sido del 17%.
«Aunque persisten riesgos que no conviene ignorar, la mejora del déficit hasta junio y unas cuentas de la Seguridad Social que arrojan saldo positivo en el primer semestre del
0,94% del PIB, así como la favorable evolución de la balanza comercial
son claros síntomas de una estabilización de la economía española»,
incide Javier Flores analista de la Asociación Europea de Inversores
Profesionales.
Fortaleza exportadora
Pero el mejor dato lo ofrece el sector exterior. España presentó una capacidad de financiación por 2.487 millones hasta mayo, hecho insólito desde 1997. Es
fruto del buen comportamiento de las exportaciones, que aumentaron un
8%. De hecho, el Banco de España calcula que la demanda exterior
contribuyó con un 0,4% al crecimiento del PIB entre abril y junio. Todos estos indicadores se traducen en una mayor confianza de los inversores.
La prima de riesgo cerró el viernes en 291 puntos, frente a los 638 de
hace un año. Como concluye Díaz- Giménez, «estamos menos mal, pero aún
queda mucho por hacer. La depresión del consumo, un déficit y una deuda
pública desbocados, la falta de crédito a la economía, y una
administración sobredimensionada son los problemas que siguen sobre la
mesa».
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