Izquierdistas aplauden en Twitter la matanza de Paracuellos del Jarama
No me alegra la muerte de Carrillo, pero me niego a ensalzar al autor de Paracuellos
Ayer falleció Santiago Carrillo, exsecretario general del Partido Comunista de España. Tras la noticia no sólo se han producido los esperables elogios por parte de la izquierda, sino también por parte del PP. Yo soy cristiano y no celebro la muerte de este hombre. Al contrario: le deseo que descanse en paz y que en las postrimerías de su vida haya podido caer en la cuenta del mal que hizo y haya alcanzado la conversión. Lo que no puedo compartir es que se ensalce a Carrillo como lo está haciendo nuestra clase política.
El respeto a un muerto no implica elogiar a un oscuro personaje histórico
Creo que el exsecretario general del PCE debe ser tratado con caridad, pero la historia y sus numerosas víctimas se merecen un respeto. Así pues, que nadie espere de mí ni un solo insulto contra el fallecido, pero tampoco una elegía. Al fin y al cabo, además de un ser humano -que es lo que merece mi respeto-, Carrillo fue también una figura histórica ligada a hechos tan siniestros como la matanza de Paracuellos, de la que ya hablé aquí en abril y en la que el asturiano tuvo una responsabilidad directa como señalan numerosos historiadores. Lo que marca la diferencia en el tratamiento que se le está dando a Carrillo, a pesar de aquellos crímenes de guerra, no es ni la retractación de los mismos -nunca se disculpó públicamente por aquello e incluso se empeñó en negar su participación, más que documentada, en los hechos-, sino su ideología. Si Carrillo hubiese sido un dirigente de derechas y no un comunista, la matanza de miles de personas hace 76 años habría dejado paso a cualquier cosa menos a un elogio general al fallecido por parte de nuestra clase política.
¿Hubo respeto para Teresa de Calcuta, Juan Pablo II y Manuel Fraga?
Esto último no lo digo descendiendo al terreno de la especulación. No hay que ir muy lejos en el tiempo para encontrar ejemplos de hasta qué punto la izquierda es capaz de vilipendiar a un muerto aún insepulto, y eso sin que el fallecido tuviese en su haber hechos tan siniestros como la citada masacre. Recuerdo bien los ataques de la izquierda a Teresa de Calcuta tras su muerte porque había defendido con firmeza el derecho a la vida de los no nacidos. Recuerdo también los ataques a Juan Pablo II tras su fallecimiento, la campaña de difamación contra el Papa aún insepulto que lanzó TVE -controlada entonces por el PSOE- e incluso las infamias que le dedicó la entonces vicepresidenta del gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, ante las cámaras de la cadena pública. El pasado 15 de enero, tras la muerte de Manuel Fraga, la mayor parte de la izquierda política y mediática no se cuidó de ahorrarse ni una crítica. De hecho, el propio Carrillo también se unió a ese coro de reproches. Y todo esto por no hablar ya de los insultos lanzados contra el fallecido por los adalides de la progresía en la red. La extrema izquierda incluso brindó por su muerte. Hoy muchos de los que hicieron lo citado acogen con gesto flemático o profundo enfado cualquier mero recordatorio de los macabros hechos que protagonizó Santiago Carrillo durante la Guerra Civil.
Cierta izquierda se lanza a jalear, sin rodeos, la matanza de Paracuellos
Es más: cierta izquierda no se conforma ya con blanquear a Carrillo, sino que se lanza sin rodeos a enardecer la matanza de Paracuellos, en la que fueron asesinados miles de adultos y también niños, la amplia mayoría de ellos por el mero hecho de que sus ideas o creencias no coincidían con las de la izquierda que mandaba en la zona roja. Las siguientes capturas las he hecho en Twitter, son algunos de los mensajes que están publicando tuiteros de izquierdas sobre Carrillo (incluyo el enlace a cada tweet en la imagen correspondiente):
outono.net/elentir/2012/09/19/no-me-alegra-la-muerte-de-carrillo-pero-me-niego-a-ensalzar-al-autor-de-paracuellos/