Polonia: tercera catástrofe, por Miguel A. Espino
Miguel Antonio Espino Perigault es periodista y profesor de la Universidad de Panamá.
Una de las naciones más interesantes de Europa, por su gente y por su historia, Polonia, se destaca por su firme adhesión al cristianismo que configuró su milenaria cultura desde el año 966. Invasora agresiva unas veces e invadida otras; vio repartido su territorio entre países vecinos invasores y vueltos a la unidad territorial, Polonia ha vivido tiempos de esplendor y de eclipse; pero siempre mantuvo su identidad nacional enraizada en la fe que le dio razones y motivos para existir como nación.
Durante el siglo veinte, Polonia sufrió dos invasiones que la sometieron a la dominación extranjera para imponerle una cultura contraria a la que la ha identificado a lo largo de su milenaria historia. Por una parte, el nacionalsocialismo alemán, tras la invasión del l de septiembre de 1939 y, pocos días después, la invasión por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Ambos países se repartieron Polonia (Pacto secreto Ribbentrop-Molotov). Después de la derrota militar del nazismo, el “ejército rojo” permaneció en Polonia y le impuso, como al resto de los países vecinos, una República Popular (comunista). Así, hasta le revolución del año 89, cuando se desmoronó el régimen con el alzamiento de los obreros dirigidos por Lech Walesa y por las oraciones y los mensajes del polaco Karol Wojtytla , el Papa Juan Pablo II. (Wikipedia).
Pero, las fuerzas del mal no podían permanecer dormidas y ahora Polonia es amenazada por una tercera calamidad que tratará de llevarla a una mayor catástrofe, que no lograron ni el nazi Adolfo Hitler ni el comunista José Stalin.
En este setiembre de las invasiones, la nueva amenaza llega desde el Washington. No es una amenaza de cañones propia del “imperialismo” tradicional, sino una ideológica, cuya demostrada finalidad es la destrucción de la cultura cristiana, base de la identidad de la nación.
Este ataque sería el golpe de gracia de un proceso destructor que se pierde en la historia, pero que se identifica con los movimientos anticristianos de nuestros tiempos más próximos.
No es Polonia la única nación amenazada por la agresiva política antivida y antifamilia que impulsa e impone Washington, dispuesto, según lo demuestran sus acciones diplomáticas, a destruir a la familia tradicional, en su idea y en su forma como núcleo vital de la sociedad.
El gobierno norteamericano ha impuesto su agenda abortista con la colaboración de la Unión Europea, en los países del tercer mundo. Se trata de la mayor y más extendida política genocida de la historia. Mediante esas políticas se han asesinado y se asesinan más seres humanos que los causados por el nazismo y el socialismo juntos.
Por otra parte, se destruye a la familia desde la idea misma que la define y mediante la promoción de leyes que privilegian la sodomía como un género de vida normal y deseable, todo bajo la etiqueta de falsos derechos humanos sin fundamentos racionales ni morales.
El ejemplo de Polonia es evidente. La embajada de los Estados Unidos en Varsovia califica al país como “homofóbico” y a la Iglesia católica como el principal promotor de ese supuesto mal. (LifeSyteNews.com/6-9-11). Cables revelados a principios de septiembre citan a funcionarios de esa embajada en ese sentido (Wikileaks). Calificar a la iglesia católica de homofóbica es no solamente una muestra de irresponsabilidad sino de ignorancia, errores inaceptables en la diplomacia. La nota de la embajada señala que quienes se oponen a la “agenda gay” se basan en valores católicos y en la Ley Natural para sustentar sus posiciones. Bueno, en esto tienen razón. También la tienen cuando reconocen que “la agenda gay tiene un largo camino que recorrer en Polonia”. Y es que políticos polacos buscan proteger a la familia y a la educación de las pretensiones de abortistas y de homosexuales (LifeSite.newscom).
Como otra muestra de esta oculta guerra contra la cultura tradicional polaca, se ha revelado recientemente (LifeSite news.com) que el lobby gay internacional ha logrado malograr la presentación del psicólogo norteamericano Joseph Nicolosi, quien celebraría, en la universidad de Poznan, una reunión científica con colegas y otros interesados en conocer los avances de la “terapia reparativa” de homosexuales, que se lleva a cabo exitosamente en las clínicas y centros de la “National Association for Research and the therapy of homosexuality”. Desde Estados Unidos, la Asociación Americana de Psicología (AAP), con la ayuda de un importante diario polaco, presionó para evitar la reunión científica. La Universidad cedió a las presiones, en un acto calificado de lamentable por el mundo Académico. Pero, la conferencia-reunión e levará a cabo de igual modo en un lugar más abierto al diálogo científico. La AAP se opone a la terapia de los homosexuales (narth.com).
Polonia sobrevivirá a esta tercera invasión y vencerá como en todas las dos anteriores. Sus mil quinientos años de historia cristiana lo garantizan.
blogs.hazteoir.org/opinion/2011/09/14/polonia-tercera-catastrofe-por-miguel-a-espino/
Una de las naciones más interesantes de Europa, por su gente y por su historia, Polonia, se destaca por su firme adhesión al cristianismo que configuró su milenaria cultura desde el año 966. Invasora agresiva unas veces e invadida otras; vio repartido su territorio entre países vecinos invasores y vueltos a la unidad territorial, Polonia ha vivido tiempos de esplendor y de eclipse; pero siempre mantuvo su identidad nacional enraizada en la fe que le dio razones y motivos para existir como nación.
Durante el siglo veinte, Polonia sufrió dos invasiones que la sometieron a la dominación extranjera para imponerle una cultura contraria a la que la ha identificado a lo largo de su milenaria historia. Por una parte, el nacionalsocialismo alemán, tras la invasión del l de septiembre de 1939 y, pocos días después, la invasión por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Ambos países se repartieron Polonia (Pacto secreto Ribbentrop-Molotov). Después de la derrota militar del nazismo, el “ejército rojo” permaneció en Polonia y le impuso, como al resto de los países vecinos, una República Popular (comunista). Así, hasta le revolución del año 89, cuando se desmoronó el régimen con el alzamiento de los obreros dirigidos por Lech Walesa y por las oraciones y los mensajes del polaco Karol Wojtytla , el Papa Juan Pablo II. (Wikipedia).
Pero, las fuerzas del mal no podían permanecer dormidas y ahora Polonia es amenazada por una tercera calamidad que tratará de llevarla a una mayor catástrofe, que no lograron ni el nazi Adolfo Hitler ni el comunista José Stalin.
En este setiembre de las invasiones, la nueva amenaza llega desde el Washington. No es una amenaza de cañones propia del “imperialismo” tradicional, sino una ideológica, cuya demostrada finalidad es la destrucción de la cultura cristiana, base de la identidad de la nación.
Este ataque sería el golpe de gracia de un proceso destructor que se pierde en la historia, pero que se identifica con los movimientos anticristianos de nuestros tiempos más próximos.
No es Polonia la única nación amenazada por la agresiva política antivida y antifamilia que impulsa e impone Washington, dispuesto, según lo demuestran sus acciones diplomáticas, a destruir a la familia tradicional, en su idea y en su forma como núcleo vital de la sociedad.
El gobierno norteamericano ha impuesto su agenda abortista con la colaboración de la Unión Europea, en los países del tercer mundo. Se trata de la mayor y más extendida política genocida de la historia. Mediante esas políticas se han asesinado y se asesinan más seres humanos que los causados por el nazismo y el socialismo juntos.
Por otra parte, se destruye a la familia desde la idea misma que la define y mediante la promoción de leyes que privilegian la sodomía como un género de vida normal y deseable, todo bajo la etiqueta de falsos derechos humanos sin fundamentos racionales ni morales.
El ejemplo de Polonia es evidente. La embajada de los Estados Unidos en Varsovia califica al país como “homofóbico” y a la Iglesia católica como el principal promotor de ese supuesto mal. (LifeSyteNews.com/6-9-11). Cables revelados a principios de septiembre citan a funcionarios de esa embajada en ese sentido (Wikileaks). Calificar a la iglesia católica de homofóbica es no solamente una muestra de irresponsabilidad sino de ignorancia, errores inaceptables en la diplomacia. La nota de la embajada señala que quienes se oponen a la “agenda gay” se basan en valores católicos y en la Ley Natural para sustentar sus posiciones. Bueno, en esto tienen razón. También la tienen cuando reconocen que “la agenda gay tiene un largo camino que recorrer en Polonia”. Y es que políticos polacos buscan proteger a la familia y a la educación de las pretensiones de abortistas y de homosexuales (LifeSite.newscom).
Como otra muestra de esta oculta guerra contra la cultura tradicional polaca, se ha revelado recientemente (LifeSite news.com) que el lobby gay internacional ha logrado malograr la presentación del psicólogo norteamericano Joseph Nicolosi, quien celebraría, en la universidad de Poznan, una reunión científica con colegas y otros interesados en conocer los avances de la “terapia reparativa” de homosexuales, que se lleva a cabo exitosamente en las clínicas y centros de la “National Association for Research and the therapy of homosexuality”. Desde Estados Unidos, la Asociación Americana de Psicología (AAP), con la ayuda de un importante diario polaco, presionó para evitar la reunión científica. La Universidad cedió a las presiones, en un acto calificado de lamentable por el mundo Académico. Pero, la conferencia-reunión e levará a cabo de igual modo en un lugar más abierto al diálogo científico. La AAP se opone a la terapia de los homosexuales (narth.com).
Polonia sobrevivirá a esta tercera invasión y vencerá como en todas las dos anteriores. Sus mil quinientos años de historia cristiana lo garantizan.
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