Esa es la raíz de la violencia acontecida en Inglaterra en agosto
El Papa advierte que la falta de valores objetivos genera frustración, egoísmo y desprecio por la vida
Al recibir ayer las cartas credenciales del nuevo embajador del Reino Unido ante la Santa Sede, Nigel Marcus Baker, el Papa Benedicto XVI alertó que el relativismo moral, generado por la falta de valores objetivos, genera frustración, egoísmo y desprecio por la vida, como pudo apreciarse en la violencia que sufrió Gran Bretaña en el pasado mes de agosto. El Santo Padre pidió que se promuevan todo aquello que ayude a hacer que la sociedad sea más saludable.
10/09/11 3:39 AM | Imprimir | Enviar
(ACI) En su discurso, el Papa señaló que el gobierno británico debe “utilizar políticas basadas en valores duraderos que no pueden expresarse solamente en términos legales. Esto es especialmente importante a la luz de los sucesos ocurridos este verano en Inglaterra”.
El Papa hacía referencia a los violentos disturbios que entre el 6 y el 10 de agosto afectaron varias ciudades de Inglaterra con enfrentamientos, saqueos, robos, entre otros, que terminaron con millones de dólares en pérdidas y unos 2.700 detenidos, la mayoría de los cuales eran jóvenes.
“Cuando las políticas no presuponen o no proponen valores objetivos, el relativismo moral resultante, en vez de trazar el horizonte hacia una sociedad libre, justa y compasiva, tiende a producir frustración, desesperanza, egoísmo y desprecio por la vida y la libertad de los demás”, explicó.
Ante esta situación, prosiguió el Santo Padre, “los responsables políticos deben buscar urgentemente maneras de alentar la excelencia en la educación, la promoción de oportunidades sociales y movilidad social, examinar modos para favorecer el empleo a largo plazo y difundir el bienestar con justicia ampliamente en toda la sociedad”.
Benedicto XVI indicó además que “la promoción activa de los valores esenciales para lograr una sociedad saludable, a través de la defensa de la vida y de la familia, la educación moral de los jóvenes, la relación fraterna con los pobres y necesitados, con certeza ayudará a reconstruir el sentido positivo de nuestro deber en la caridad, no sólo para con los amigos, sino también para con los foráneos”.
El Santo Padre aseguró luego al embajador Baker que “la Iglesia Católica en su país está dispuesta a seguir ofreciendo su sustancial contribución al bien común a través de sus oficinas y agencias, de acuerdo a sus propios principios a la luz de la visión cristiana de los derechos y la dignidad de la persona humana”.
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