Como dice la estupenda canción de la Quinta Estación, hoy en día el mundo está muy equivocado sobre lo que significa realmente tener una pareja sentimental. Yo no necesito un hombre para que me lleve de paseo o me mantenga. Soy secretaria y puedo ganarme la vida. Lo que necesito es un compañero de viaje con quien compartir mi vida. Y para eso no sirven los padres, ni hermanos, ni amigos; ni siquiera los hijos, ya que tienen sus propias vidas por vivir. Todos sentimos esa necesidad de tener una pareja, incluso los que lo niegan, y, sin embargo, no dejan de buscarla ni un solo día. Los que dicen que sólo quieren relaciones sin compromiso son los que buscan más desesperadamente aunque no quieran reconocerlo. En cada nuevo compañero esperan descubrir ese algo más, una señal de que es la persona definitiva para ellos.
El mundo nos vende la idea de que debemos ser independientes y autosuficientes, pero eso no funciona así en realidad. Todos necesitamos a alguien en quien confiar, con quien compartir las vicisitudes de cada día; incluso los detalles más nimios y sin importancia. Necesitamos crecer junto a otras personas que nos ayuden a disfrutar de cada momento. Y sobretodo necesitamos un compañero de viaje con quien vivir en simbiosis, tanto los buenos momentos como los malos, los días emocionantes y los tediosos. Esa comunidad de espíritu sólo se puede alcanzar con una persona que permanezca siempre a tu lado y comparta tu proyecto vital completamente. Por eso, una pareja es algo insustituible, y no podemos permitir que el mundo nos convenza de lo contrario.