"Si me vuelves a llamar tu musa, te parto las piernas", le dice una mujer a un hombre en una serie de televisión. ¿Desde cuando una mujer normal (que no practique artes marciales) tiene la capacidad para romperle las piernas a alguien?. O, ¿desde cuando resulta que la violencia gratuita se convierte en algo positivo cuando viene de una mujer y no de un hombre?. Volvamos a la realidad. Ni siquiera un hombre normalmente constituido podría hacer eso, ni falta que hace. Tanto hablar de respeto y tolerancia, y luego resulta que lo que vende en los medios de comunicación es el lenguaje agresivo y soez y la amenaza desproporcionada. ¿Es que nadie va a tomar cartas en este asunto, ni siquiera dentro del horario infantil?
Alguno pensará que no son más que palabras de unos personajes de ficción. Pero es que el lenguaje es la antesala de la acción. Cuando se quita importancia a un hecho grave, se banaliza y pierde su valor; de modo que una persona inmadura lo puede encontrar incluso normal. Y personas inmaduras, por desgracia, nos sobran en esta sociedad en que vivimos. Además, - como ya he dicho alguna vez -, crear esa impresión de invulnerabilidad en las mujeres puede resultar peligroso, haciendo que se enfrenten a situaciones de riesgo con una confianza injustificada. Más vale ser demasiado temeroso que demasiado osado; y esa actitud de gallo de pelea no ayuda a convivencia entre las personas.