Es bien sabido que todos los países que han abrazado el llamado socialismo real, es decir, el comunismo, han acabado en la bancarrota. Sin embargo, nadie ha hecho un estudio sobre algo muy evidente: cada vez que la izquierda llega al poder en cualquier país, hunde la economía. No es casualidad. Es que vivimos en países capitalistas incompatibles con la ideología socialista. Sus recetas siempre consisten en lo mismo: potenciar el estado en detrimento de la empresa privada; subvencionar temas innecesarios y premiar a sus simpatizantes. Al cabo de poco tiempo, el sistema se resiente, hasta que llega un momento en que tienen que renunciar a las políticas sociales que eran su razón de ser. Eso lo estamos viviendo una vez más en España.
Entonces arremeten contra todos y culpan a cualquiera con tal de no reconocer que sencillamente su fórmula no funciona, y no ha funcionado nunca. Creo que es bueno que haya alternancia política; más que nada porque el exceso de poder nubla la mente y acaban estropeándolo todo (Véase Aznar); pero en otros países hace tiempo que han renunciado a la terminología socialista. Es decir, que puede haber varios partidos políticos sin necesidad de que uno de ellos siga defendiendo tesis del siglo pasado, de las cuales ya se ha demostrado sobradamente su ineficacia. Eso, por no hablar de la tentación de totalitarismo que lleva inscrita todo socialismo; porque, al fin y al cabo, está en su origen y en su meta alcanzar el socialismo real.