Mucha gente piensa que no pueden ser creyentes porque no están de acuerdo en temas concretos con la Iglesia Católica. Sin embargo, eso no es cierto. Se puede ser creyente o católico en diferentes grados y con mayor o menor implicación. Para considerarse creyente basta con cinco puntos principales:
1. Creer que existe un principio creador formado por energía pura, pero con voluntad y consciencia.
2. Creer que tenemos un alma que nos distingue de cualquier otro ser vivo, y es inmortal.
3. Creer que existe otra vida tras la muerte y, por tanto, lo que hacemos ahora trasciende.
4. Pensar que somos parte de algo más grande y mejor.
5. Admirar la figura de Jesucristo como hijo de Dios o, al menos, como enviado suyo.
Sólo con eso, ya nos podemos considerar creyentes. Existen multitud de opciones para aquellos que quieran acercarse a nuestra fe. Incluso, existen muchos puntos de coincidencia con el Islam o el Judaísmo, si se prefiere algo diferente. El caso es creer en alguien superior. Por tanto, no me vale el clásico argumento de: es que no me gusta el cura de mi parroquia; o: es que no estoy de acuerdo con el asunto de los preservativos... Eso es sólo la punta del iceberg. Existe todo un mundo debajo por descubrir y muchos se lo están perdiendo por una simple cuestión de forma. Dios te puede cambiar la vida, si estás dispuesto a abrir tu mente a lo infinito de su realidad.