Amor para siempre. Se ha convertido en una costumbre afirmar que el amor no dura para siempre. Hablan así aquellos que han tenido malas experiencias, pero generalizan incluyendo a todo el mundo, sin pedir permiso ni disculparse. Yo, personalmente he conocido muchos amores para siempre a lo largo de mi vida en parientes cercanos. He visto muchos viudos destrozados por la pérdida. Así que no me pueden decir a mí que el amor tiene fecha de caducidad. Tal vez tenga que ver con el hecho de haber sido familias cristianas. Eran parejas que se entendían y se llevaban bien, dentro de lo que es normal en una convivencia diaria. No es cierto que los matrimonio que duran lo hagan a desgana por el qué dirán, ni que dejen de hablarse, ni que no se soporten... Son cosas que, de tanto repetirlas en los medios de comunicación, mucha gente se las cree sin más.
Pero, lo cierto es que el amor es como la Bolsa. Para ganar hay que invertir primero. Aún así, algunos pierden, pero son los menos. Cuando se invierte mucho tiempo, esfuerzo y dedicación en la relación, lo normal es que funcione. El mundo está lleno de matrimonios felices. Ésa es la regla y no la excepción, como quieren hacernos creer los agoreros de turno. Lo que ocurre es que hay gente interesada en atacar a la familia, porque saben que una sociedad estable y feliz es más difícil de manipular. Un matrimonio unido con hijos es un grupo independiente de personas con sus propios ideales y modo de ver la vida. Al poder le interesan los individuos aislados del resto. Pero, no dejemos que nos engañen: el amor para siempre existe y yo soy testigo de ello. Happily ever after.