Cuando tengo un periodo largo de vacaciones, aprovecho para hacer esas cosas que se van postergando siempre. Por ejemplo, guardar papeles y revisar los recibos. Eso lo hace mi marido porque yo soy negada con los números. También salimos algún día a la sierra de Madrid y otro nos vamos de excursión a algún lugar que no esté a más allá de cien kilómetros de distancia. Siempre vamos al cine. Me acuerdo de cuando decían que, debido al video y el dvd, iban a desaparecer las salas comerciales. No es lo mismo. Otro día nos paseamos por el centro de Madrid o algún parque. Solemos aprovechar para ir a ver animales a algún zoo o safari. Alguna vez vamos a ver un espectáculo que esté bien de precio.
Otra cosa importante es salir con mi marido a tomar algo por la noche. Esto no hemos podido hacerlo durante más de diez años. Luego, procuro comer fuera alguna vez y comprar comida hecha, porque yo también quiero vacaciones. En estas navidades hemos comido de restaurant dos veces y cenado una. También hemos ido a merendar. Otro sitio que visitamos a menudo son los grandes centros comerciales, generalmente buscando algo que no encontramos en nuestra zona. Cuando los niños eran pequeños, a veces íbamos simplemente a pasear y pasar la tarde, porque están frescos en verano y calientes en invierno. Así, procuramos hacer pequeñas cosas especiales cada día, para que vacaciones no sea sinónimo de ociosidad o incluso de aburrimiento.