Existen en el supermercado unos calendarios de chocolate que señalan el tiempo de Adviento de la tradición cristiana. Es decir, se refieren a la espera hasta el nacimiento de Jesucristo. El Adviento también simboliza el tiempo hasta su regreso tras el fin del mundo y, además, el deseo de que vuelva cada día a nosotros cuando le tenemos presente en nuestras vidas. Sin embargo, desde hace unos años han aparecido en el mercado, no sólo calendarios de Papá Noel (quien todavía guarda relación con la Navidad), sino de diversos personajes infantiles. El otro día encontré unos de Bob Esponja, También los hay de Spiderman y los Simpson. Se me ocurren pocas cosas menos navideñas o cristianas. El Adviento no debería convertirse también en un acontecimiento comercial o mercantil.
De ser así, más valdría cambiarle el nombre a la Navidad y llamarlo vacaciones de invierno. No se puede pervertir un sentimiento religioso tan importante como es el Adviento, convirtiéndolo en una excusa más para darle chocolate a los niños. Ya es bastante con que estas fiestas sean sinónimo de gasto, compras y grandes comilonas. Si nos vieran los primeros cristianos estarían espantados de lo que hemos hecho con esta celebración. La Navidad debería ser lo contrario: tiempo para recordar que Jesús nació en un humilde establo, con la única compañía de sus padres, un buey y una mula. No se necesita más que estar con los seres queridos, o recordarlos, para hacer de estos días algo especial. Meter a Bob Esponja en esto es una falta de respeto al Adviento.