Pasaba junto a una señora, quien supongo que debía estar criticando a su nuera, cuando decía que el niño llamaba a los perros "guau guau" y así nunca iba a aprender bien las palabras. No hace falta que se preocupe tanto esa mujer, porque mis hijos clasificaban a los animales según el número de patas. Bichos eran todos los de seis o más. Guau guaus incluía a todos los de cuatro patas, desde los perros a las vacas o los leones. Por último píos designaba a los de dos patas, desde el gorrión al buitre, pasando por la gallina. Así los llamaba yo también de pequeña. Recuerdo levemente que mi hermana y yo utilizábamos ese lenguaje infantil, hablando mal a propósito entre nosotras, cuando ya éramos casi adolescentes.También ahora en mi casa lo hacemos a veces, como una manera de hablar propia y personal de nuestra familia cuando estamos a solas. Ese lenguaje contiene palabras que han cambiado de sentido, junto con otras que nunca lo tuvieron.
Piki piki - Se refiere a los bichos en general y, especialmente al insecticida; aunque más propiamente sería el piki piki para los pikitos. La familia de mi marido lo llama fli.
Puff - Se refiere al aerosol para los bronquios que a veces utilizan mis hijos.
Pelusito - Son nuestros peluches o cualquier cosa blandita y suave, incluídas mis hijas.
Gatito - También llamo a sí a mis hijos, sobretodo al mayor, que ya es un hombre hecho y derecho.
Cuchi cuchi - Así llamo a veces a mi marido. Una vez le llamé así al trabajo y lo cogió un compañero suyo.
Vicios - Se refiere a cualquier alimento para picar, especialmente con chocolate. Pero estar con el vicio es estar en el ordenador.
Keka (muñeca), Tete (chupete), run run (coche), chucu chucu, vión..., son otras palabras que ya no usamos que recuerdo de la infancia de mis hijos.
Creo que un poco de infantilismo es bueno para la salud mental. No conviene tomarse la vida demasiado en serio. Yo siempre digo que hay que intentar conservar en parte la inocencia de un niño.