El otro día leí una entrevista a una metereóloga televisiva , donde afirmaba - como no -, sin ningún escrúpulo que el clima está cambiando y cada vez lo hará más. Porque parece ser que unos días hace calor y otros refresca; a veces llueve y a veces sopla viento. Vamos, lo normal en Madrid desde que yo tengo memoria... Es el clima normal de toda la vida. Lo raro realmente sería que todos los días fueran iguales y que, a partir de una fecha determinada, no lloviera ya más o no subieran las temperaturas. A veces pienso que nos toman por tontos. Claro está, que cualquier joven de no más de veinte años puede llegarse a creer que es cierto que el clima se ha vuelto más inestable en los últimos tiempos. Yo no puedo opinar sobre Barcelona, evidentemente, pero en Madrid siempre han existido esta clase de fluctuaciones imprevisibles en otoño y nunca les hemos dado la menor importancia.
De hecho, yo recuerdo haberme pasado la vida guardando la ropa de abrigo en febrero, para tener que volverla a sacar en mayo; inviernos pasados por agua y meses enteros sin ver la lluvia. Veranos de cuarenta grados y otros donde usábamos chaqueta al atardecer. La gracia de vivir en plena Castilla está precisamente en este clima tan extremo y tan variable. Sin embargo existen intereses interesados en tenernos siempre con la "mosca tras la oreja", tal vez para evitar que pensemos en los problemas reales que nos aquejan. Mejor preocuparse del supuesto deshielo de los polos, que por el uso que el gobierno está haciendo del dinero de todos. Mejor decir que el planeta está sobrepoblado, que intentar buscar soluciones reales para aprovechar los recursos existentes, tal como ha estado haciendo estupendamente Manos Unidas durante más de cincuenta años. Enhorabuena por un premio realmente merecido.