No hacen más que anunciar esta película, que no tengo ninguna intención de ver. Trata sobre una mujer de mi edad que se lía con el canguro de sus hijos, que podría ser hijo suyo también. Catherine Z. Jones encarna a esta señora dispuesta a divertirse a costa de lo que sea, incluido arruinarle la vida a un jovencito; ya que, lo que para ella no tiene importancia, a él le puede marcar su vida futura.
Es posible que se acostumbre a las mujeres mayores y ya no pueda estar con jovencitas. O puede ser que las chicas le rechacen al conocer su historial amoroso. Además, si la mujer tiene dinero siempre flotará siempre sobre él la sombra de la sospecha de ser un gigoló. Estará contenta la mujer de la película con ese jueguecito, pero yo soy madre de un chico de dieciocho y sólo de pensarlo me pongo mala. Yo jamás permitiría una relación así. Es insana.
Niños grandes. Por el trailer que he visto parece una película tan mala, que se diría que es española. Zafia, soez, chabacana y burda (bonitas palabras, por cierto). Se trata de una comedia que recorre los trucos más básicos del género, para hacer reír a las personas que a las que esto les haga gracia; el cual desde luego no es mi caso, ni el de nadie que conozca.
Pero es más que eso: al igual que la otra película, pretende que encontremos normal un estilo de vida donde la educación y el respeto mutuo brillan por su ausencia. Familias deshechas, niños precoces, se diluyen todos los límites entre lo moral y lo inmoral; incluso lo legal y lo ilegal. No existe nada más que el placer inmediato, la satisfacción de las necesidades personales. Total, dos películas de nuestro tiempo para gente sin principios ni fines.