Si hay un programa que refleja lo peor de la sociedad española de los últimos años es sin duda este programa, donde se admite a cualquiera que tenga afán de protagonismo y quiera contarnos sus trapos sucios y los de todos sus conocidos. Hasta tal punto es hediondo este espacio, que me pregunto si sus presentadoras no tendrán miedo de arruinar sus carreras al prestarse a semejante representación. Rencillas, adulterios, difamaciones, delitos y amores tóxicos se suceden durante horas. A veces me pregunto de dónde sacan tanta basura y si algún día se les acabarán los entrevistados. Pero es inútil: se ve que sobran. Yo esperaba que el programa hubiera durado apenas dos temporadas y ahí sigue.
Ya se sabe que todos tenemos en nuestra vida episodios vergonzosos y gente a quien hemos hecho daño o que nos ha dañado a sabiendas o sin querer. Sin embargo, aparecer en televisión frente a miles de personas para ahondar en las heridas o querer solucionar cuestiones personales que a nadie deberían interesar, es algo que realmente no entiendo. Además, basta ver el nivel cultural e intelectual de los entrevistados para constatar que en España tenemos un problema muy grave con la educación; que parece mentira que exista tanta gente de mente tan estrecha, sin un conocimiento mínimo de la vida y con una inmadurez emocional tan manifiesta. Tal vez lo que tendríamos que subvencionar es terapia psicológica obligatoria para todos.