No sirvo para ninguna actividad pública. Lo intenté con los idiomas y me daba vergüenza hablarlos; lo probé con una ong, pero no se me dan bien las relaciones públicas. Lo conseguí una temporada con los blogs, a pesar de ser anónimos, hasta que tuve que cerrar los comentarios. No entiendo por qué razón no funciona nada de lo que intento, como no sea quedarme en casa y escribir. Cada vez que busco algo más, me estrello con una pared invisible. No es lo que busco o no soy lo que buscan... Es la historia de mi vida. Sólo valgo para una cosa: mi familia y mi hogar. Todos los negocios se me resisten.
Dios sabe que no es que me sienta insatisfecha, pero en días como hoy me da un poco de rabia; cuando una vez más intento conseguir una meta nueva y veo que se me resiste; que no me salen las palabras más que por escrito. En persona, me quedo muda o me equivoco. Qué extraña condición la mía: no ser capaz de expresarme correctamente más que de forma impresa, y no poder llegar más que a un número limitado de personas. Qué absurdo descubrir siempre demasiado tarde lo que tenía que haber dicho. Bueno, sin duda hay cosas peores y ya es un poco tarde para quejarse. Tendría que estar acostumbrada.