Me siento mal porque pienso que debería pasar más tiempo con mis padres, que son mayores y me necesitan. Pero sé que si me voy, estaré descuidando a mis hijos, que son adolescentes y me necesitan. Tendría que trabajar para aliviar la carga económica de mi marido; pero si me voy, estaré descuidando mi relación de pareja. Nunca se me ha dado bien multiplicarme ni dividirme. Cada vez que lo he intentado, lo he acabado pagando muy caro. Creo que el destino no tiene demasiada paciencia conmigo. Hay que elegir, siempre hay que tomar decisiones, y nunca te quedas satisfecho con tu elección.
La vida es sentirse siempre culpable: porque haces demasiado o demasiado poco, porque te ocupas mucho de tí mismo o no te ocupas, porque tienes demasiadas responsabilidades o porque las eludes. Ya me hice a la idea de no volver a trabajar. Ahora también he decidido no seguir estudiando idiomas de momento, aunque eso me ha costado bastante. No se puede tener todo. El que mucho abarca, poco aprieta. Como siempre, la sabiduría popular tiene la clave de todo. Pero me gustaría vivir tranquila pensando que he hecho las elecciones correctas y que no tendré luego que arrepentirme con el tiempo,sin remedio. Supongo que eso es pedir demasiado.