Hace tiempo en otro blog conté que yo tenía muchas tías abuelas por parte de madre, de las cuales dos eran "viudas blancas", es decir mujeres que no llegaron a casarse porque sus novios murieron en la guerra. Pero el caso es que estaban en distintos bandos; no porque tuvieran ideologías tan distintas, sino simplemente porque les tocó luchar ahí. Dependiendo del lugar y las circunstancias a veces no se podía elegir. Además, muchos acabaron pasándose a las filas enemigas al conocer mejor a sus líderes. Así que a estas alturas resulta difícil incluso saber en qué bando luchaba cada cual; mucho menos todavía, a quién mató o quién lo mató.
Estamos hablando de una guerra donde murieron un millón de personas; sin contar con los años anteriores y posteriores, que también estuvieron llenos de bajas. A algunos se les juzgó por crímenes muy notorios y estuvieron en la cárcel. De otros es imposible saber ya nada. Han pasado más de setenta años. Aunque sacaran lo que quede de los cadáveres (cráneos y poco más), posiblemente no podrían localizar a sus parientes. Además, éstos llevan ya varias generaciones casándose entre ellos y teniendo hijos, los cuales no saben siquiera en muchos casos de qué parte estaban sus abuelos. En la mayoría de las familias se hizo un pacto implícito de silencio y no se hablaba más del tema de la guerra.
Para eso sirvió la ley de ammistía del 77, votada por unanimidad por todos los grupos políticos, ya que todos ellos estaban interesados. No hay nadie inocente en este caso. España se convirtió en un ejemplo para el mundo de reconciliación nacional y perdón, empezando nuevamente nuestra historia desde cero. Sin embargo, ahora, unos pocos extremistas cegados de resentimiento quieren echar a perder ese logro. Sacar los cadáveres de las tumbas (literalmente) y buscar culpables entre personas que ya han muerto en su inmensa mayoría; con el único fin de crispar la sociedad y alentar el odio, y acabar con la concordia que tanto costó recuperar.
Llevamos ya treinta y cinco años de democracia. La mayoría de la población ni siquiera conoció el franquismo. Los que los conocimos sabemos que tampoco era un régimen de terror. En España simplemente se vivió un ensayo de lo que luego sería la Segunda guerra mundial, donde actuaban más fuerzas externas que verdaderos problemas internos. Así es como lo recordará la historia. Lo demás, son ganas de distraer la atención de los problemas tan graves que padecemos actualmente por culpa del gobierno socialista; a costa de lo que sea, incluso de la convivencia pacífica de los españoles.