(...) Volviendo al tema, debemos recordar que el hugonote Enrique III de Navarra, en un acto de “pragmatismo” político, decidió convertirse –o hacer como que se convertía- al catolicismo en 1593 para poder llegar a ser Enrique IV de Francia. Parece que en aquel momento pronunció la célebre frase «París bien vale una misa». Si para acceder al trono de Francia tenía que hacerse católico lo haría. El “premio”, la corona de Francia, merecía el “esfuerzo”, la traición a los propios principios o creencias. ¿No recuerda esto al maquiavelismo del famoso “el fin justifica los medios”? ¿No lo suscribiría el Groucho de “estos son mis principios, si no le gustan tengo otros”?
En mi opinión, esto es zapaterismo en estado puro. Dado que mis principios son relativos, en función de la coyuntura y de los intereses en juego, y pueden ser unos, otros o los contrarios según la conveniencia personal, si el “premio” lo merece se pueden hacer todos los “esfuerzos” necesarios, sean cuales sean, a cualquier precio, “como sea”, aunque sea generando tensiones artificiales, rompiendo la unidad, desenterrando los muertos, removiendo fantasmas, destrozando el futuro de España y reescribiendo su pasado: al final, el fin –el triunfo de los buenos, nosotros- justifica los medios. Zapatero ha dividido, conscientemente, España y el mundo en buenos, él y los suyos, y malos, los que no pensamos como él.
Al principio nos lo presentaron como “Bambi”, incluso como “Bambi de acero” que dijo algún insigne socialista. Nos engañaron: su alimento cinematográfico no era Disney, era el western, las “pelis” de vaqueros. Su simplismo -vaquero bueno, indio malo- viene como anillo al dedo a la teoría política de Zapatero. Veamos ejemplos: americano bueno (Obama), americano malo (Bush); religión buena (Islam), religión mala (católica); hombre de paz (Otegui), hombre de guerra (Aznar); guerra buena (las de Obama), guerra mala (todas las anteriores de Estados Unidos); tropas si (si lo manda el Leader), tropas no (si las mandaba la derecha española); libertad si (para los míos, para los que yo doy derechos), libertad no (para los católicos, para los que no piensan como yo); libertades si (para abortar sin límites, para tomar la píldora del día siguiente, para deshacer el matrimonio, para adoctrinar en clase), libertades no (libertad religiosa, de fumar o comprar tabaco, para hacerse un piercing, para objetar a EpC, para tener un crucifijo en la pared). ¡Qué cómodo un mundo dividido en buenos y malos!
Criticamos, decíamos, la hipocresía del Presidente del Gobierno. Con tal de salir en una foto más con Obama es capaz de irse a “rezar” a Estados Unidos junto a una organización que aquí tacharía de ultraconservadora, ultraortodoxa y ultracapitalista. Aquí no quiso asistir a la eucaristía celebrada por Benedicto XVI en el V Encuentro Mundial de las Familias por no ser creyente, allí se irá a rezar sin ser creyente para salir en las fotos. Aquí pone todas las zancadillas posibles a los católicos, allí se irá a una celebración litúrgica cristiana. Aquí no recibe a los padres que se oponen a EpC o que reclaman, con millones de firmas, la presencia de la clase de religión en la escuela, allí se reunirá con grupos que defienden la libertad, la tradición, la presencia pública de la religión. Aquí niega el pan y la sal a las familias, allí se reunirá con “The Family”, él que es el responsable de las peores políticas familiares de nuestra historia, ¡y mira que ha habido políticas nefastas para la familia en España en las últimas décadas!
Vicente Morro López es Vicepresidente 1.º del Foro Valenciano de la Familia.
www.cope.es 22.1.2010