En este país somos muy dados a los extremos. Ya me he acostumbrado a que me califiquen de beata sólo porque voy a misa. Sin embargo, estuve sin ir muchos años y no por ello era menos católica. La fe se lleva en el corazón y es independiente de que queramos compartirla o vivirla en privado. Como ocurre con todo, también hay niveles en la religión. Un creyente es aquel que cree que existe otra vida después de ésta. Es algo que no le compromete a nada. Igual que hay personas que pensamos que debe haber vida extraterrestre, sólo por una cuestión de probabilidades. El mismo Einstein dijo que la materia y la energía son la misma cosa, dándonos un argumento más a los que pensamos que nos somos sólo carne y hueso, sino que también contenemos esa energía llamada espíritu que, al morir, simplemente se libera y vuelve unirse al todo, a Dios.
El paso siguiente consiste en considerarse cristiano. Toda persona que admira la figura de Jesucristo y piensa que podría ser más que un simple ser humano, es cristiano. Ser católico implica ya más temas: admitir que María pudo ser virgen, que el Papa es el representante de Jesús en la Tierra, que la Iglesia tiene una labor positiva en nuestras vidas y la sociedad... También hay niveles entre los católicos. Yo he tenido una evolución vital a través de la oración y la meditación de la Biblia, de ser sólo creyente a católica convencida. Es un proceso que cualquiera puede iniciar en cualquier momento de su vida. Nunca es tarde para poner tu confianza en Dios y pedirle que guíe tus pasos por esta vida.
Música: la union - vuelve el amor