En este mundo en que vivimos de culto a la perfección física, hay poca gente que se resista a la obligación de practicar algún deporte de forma habitual. Nos han metido en la cabeza que hacer deporte es sano, cuando yo creo que más bien deberían decir: hacer ejercicio. El deporte, por lo que estoy viendo últimamente tiene muy poco de sano. Las clínicas de rehabilitación están llenas de gente con lesiones de tendones y ligamentos provocadas por excesos deportivos.
Existe el deporte profesional que es otra cosa. Las personas que se dedican a ello están muy bien dotados para su especialidad y tienen un entrenamiento específico. Aún así, ya cuentan con que el hospital va a ser su segunda casa y con que les quedarán secuelas permanentes de algunos de sus problemas de salud. Sin embargo, entra dentro del paquete, cuando alguien quiere destacar en un mundo tan competitivo y tan duro, no tiene más remedio que arriesgarse.
Otro tema son aquellos que sólamente sueñan con lucir abdominales o reducir la famosa barriga, que últimamente se ha convertido en sinónimo de muerte prematura. Si hiciéramos caso de todas las amenazas que sufrimos cada día en materia de salud, ya nos habríamos muerto, pero del susto. Yo creo que cada cual debe ser consciente de sus propias posibilidades, y no dejar que la presión del grupo o el afán de destacar en algo acaben mandándole a cada poco a la consulta del traumatólogo.
Tener el vientre plano es algo antinatural. Unos pocos lo consiguen por cuestión genética, pero estamos rellenos de vísceras que ocupan mucho espacio. Cuando una mujer pierde peso, además lo primero que disminuye es su talla de pecho. Bastantes problemas de salud tenemos ya para encima salir a buscarlos. Incluso por el falso deporte. Me han dicho que sólo por causa de la wi y el ratón del ordenador cada vez hay más adolescentes en las clínicas de rehabilitación.